Y ya tenemos aquí por Levante el otoño.
Los pinos que rodean la casa no dejan de mecerse con los fuertes vientos de este temporal,
la pinocha se desprende inclemente sobre todas las cosas y la lluvia cae a gusto de todos.
O al menos al mío.
Me chifla ver llover tras los cristales, abrir las ventanas cuando mas arrecia una tormenta y que el agua me refresque en forma de pequeñas chispas saltarinas golpeando mi piel.
Además este tiempo me permite encender la chimenea, poner velas por toda la casa, taparme con mis mantas favoritas, leer y ver películas hasta hartarme.
Si además de vez en cuando lo acompaño de un buen chocolate caliente y unos sabrosos gofres
¿Qué mas se le puede pedir a este tiempo atmosférico?
Nada de nada.
Noe.
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