viernes, 3 de octubre de 2014

MUJER



El camino de una mujer


Ven, amor, conmigo,                                    
recorramos el mundo,
antes de que la gloria se desvanezca
y se plieguen las alas,
y pasearemos cogidos de la mano
como un niño y una niña en el país de Jauja.

Quédate conmigo, amor, en la ciudad brumosa
donde el sol apenas osa
tímidamente infiltrarse,
y contemplaremos la vida cogidos de la mano
como un niño y una niña en el país de los padres.

Vete de mí, amor,
Si no deseas permanecer;
sigue tu inclinación,
es lo mejor que puedes hacer.
Y parecerá que yo sujeto tu mano
como un niño que sueña con el país de las Hadas.

¿Debo dejarte, amor?
¿Acaso debo irme?
Sea, entonces, como deseas,
porque tú debes saberlo.
Deja sólo que piense que sujeto tu mano,
por cualquier país vagaré contento.
Raymond Chandler.


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