“Carlos era un mal contrincante en una discusión, podía ser
cruel hasta el extremo porque no censuraba ningún pensamiento y poseía una
habilidad extrema para conocer las debilidades del otro.”
“Para Ana de su muerto” Nuria
Roca y Javier Val.
Leyendo este fragmento de la última novela que tengo entre manos
solamente me vino a la cabeza el pensamiento de:
¡Muerdete la lengua!
vale más esa acción dolorosa que hacer daño gratuito
para quedarse uno a gusto.
Las palabras hieren, sobre todo si son dichas por alguien a
quien queremos….aunque bien mirado si nos quisiera de verdad esas palabras no
saldrían de su boca y no quedarían marcadas para siempre en nuestra mente y en
nuestro corazón.
Las personas que amamos nos conocen a la perfección, nosotros
mismos les damos la llave de nuestros pensamientos, sueños, debilidades,
emociones ……… con la esperanza que sabrán tratarlas con respeto y nunca para
que las usen contra nosotros.
“Siempre que grita el
orgullo,
el corazón se calla.”
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