"Has de
saber más: que el buen caballero andante, aunque vea diez
gigantes que con las cabezas no sólo tocan, sino pasan
las nubes, y que a cada uno le sirven de piernas dos
grandísimas torres, y que los brazos semejan árboles de gruesos
y poderosos navíos, y cada ojo como una gran rueda de
molino y más ardiendo que un horno de vidrio, no le han de
espantar en manera alguna; antes con gentil continente y con
intrépido corazón los ha de acometer y embestir, y, si fuere
posible, vencerlos y desbaratarlos en un pequeño instante,
aunque viniesen armados de unas conchas de un cierto
pescado que dicen que son más duras que si fuesen de diamantes,
y en lugar de espadas trujesen cuchillos tajantes de
damasquino acero, o porras ferradas con puntas asimismo de
acero, como yo las he visto más de dos veces"
"Don Quijote de la Mancha" Miguel de Cervantes.
Tomemos buena nota del hidalgo Don Quijote y enfrentemonos a las desventuras de la vida diaria con la fuerza del corazón puro de un caballero andante.
Noe.
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